¿Cómo la pandemia ha cambiado nuestra sociedad a mejor?

Seguramente he estado enfocado en todo lo malo que ha ocasionado la pandemia en mi vida, que no he sido capaz de plantearme una pregunta condicionada con este sesgo positivo.

Si bien la pandemia ha sacado lo peor de todos en un país del tercer mundo como Ecuador, con políticos que nos robaron hasta lo de las bolsas para cadáveres y sacaban el dinero en avionetas, con personas mayores que ya no piden más ayuda que un poco de alimento, con un grupo de conciudadanos que preferimos ignorar, mirar para otro lado y quejarnos. En un ambiente así, propicio para ahondar la brecha, entre los mundos primero y tercero, es difícil encontrarle el sunny side a la vida.

Algún gurú predica que debemos enamorarnos del problema, yo me enamoré de la cacería del problema. Acosarle, acorralarle y darle solución. Y quienes han logrado remontar –lo mejor posible– este momento han sido personas con la misma visión, con disciplina y con energía. Los que adaptaron sus negocios para llegar directamente a la gente, los que encontraron otras formas de ayudar a su comunidad...

No creo que ha cambiado para mejor. No he encontrado indicios de un cambio importante a nivel social y peor aún de un cambio duradero. El Estado, a nivel global, se ha vuelto determinante y está más cerca del absolutismo que nunca. La pandemia terminó convirtiéndose en un negocio. Las leyes están cambiando para favorecer más a los negocios que a las personas. Las diferencias entre pobres y ricos son cada vez más evidentes, en un país como el nuestro donde no hay superricos como Slim o Trump, pero si eres amigo o sponsor de algún político te vacunan antes que a nadie. Incluso si puedes pagarte un pasaje de avión ya puedes irte inyectando la ilusión de seguridad que te venden con la vacuna.

Las condiciones generales del entorno nos conducen a situaciones de crisis, por ejemplo, la pandemia y el encierro llevarán a una crisis económica global que afectará, otra vez, de forma profunda a la sociedad. Situaciones que provocan que los grupos más afectados, generalmente los más numerosos, protestemos y nos manifestemos desde la desesperación o el hartazgo.

En general las crisis nos permiten salir fortalecidos, generando cambios sociales importantes. Las guerras mundiales seguramente contribuyeron a dar forma a lo que hoy son Europa y Japón. Y la primera guerra mundial tuvo el agravante de la llamada gripe española –aunque se rastreó el virus hasta soldados norteamericanos originarios de Kansas, donde contrajeron un virus aviar antes de salir a la guerra–, es decir una crisis dentro de otra. ¿Cómo logran esas economías prosperar luego de gastar tanto dinero en matar gente? Pero esta pregunta no va dirigida a la conciencia común, va dirigida al gestor del método que logra crecimiento económico a partir de la aniquilación masiva de personas.

¡Ah! El teletrabajo y la teleeducación. Son cambios sociales a mejor. Yo espero que sean duraderos. 

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