El cansancio y la edad

Últimamente el universo confabula para evitar cargas más contínuas en este espacio.
Hace poco dejé que la cámara me persiga y que haga con mi imagen lo que le diera la gana, y entre otras bofetadas escogí estos dos registros que marcan claramente el paso del cansancio y del tiempo. En ninguna se evidencia la carga de canas que pueblan mis cienes, pero queda clara la incipiente calva hereditaria del lado paterno.
De a poco voy pensando que no quiero seguir gastando mis días encerrado entre las paredes de una oficina y que prefiero ser fotógrafo de National Geographic e irme de safari al Congo a esquivar las balas de los contrabandistas de petróleo o pasarme unas semanas en los pantanos de Australia o bajando en bote por los ríos de Nueva Zelanda o en barco por los fiordos de los Países Bajos. También me gustaría filmar una película como Babel (aunque no como Babel) que me lleve de Nuevo México a Tokio y de Marruecos a Nueva York, pero claro, hay que tener la suerte y el talento de González Iñarritu. Eso es un buen trabajo, lo demás es alimenticio.

Comentarios

Entradas populares